Los invitados

Mujer

Dejé atrás el baile, con su bullicio y sus estridentes instrumentos de cuerda que me perforaban el cerebro. Me resguarde en una habitación vacía del piso de arriba consumido por un tedio ebrio que no me permitía pensar. Tenía los sentidos abotargados y buscaba con desesperación una salida a la fría noche de la ciudad. Deslice la puerta corredera del balcón y vi su espalda perfectamente perfilada que aquel fino vestido de noche dejaba al descubierto. Durante un instante dudé, sin dejar ir el pomo de la puerta, pero tampoco pude dejar de contemplarla. La brisa nocturna me acarició las mejillas y pude notar como el color rosado acudía a ellas. Ella no se volvió en ningún momento; Observaba en silencio el tráfico de la avenida principal que parecía tan lejano desde allí arriba. No se como lo deduje, tal vez por su movimiento de hombros, o quizás por el aroma triste que me llegó de su perfume, pero supe que estaba llorando. Quise acercarme y consolarla con palabras amables, pero nunca tuve esa clase de valor. Decidí retirarme y no molestarla, de modo que, con cuidado, cerré la puerta y di un paso atrás para observarla una última vez  a través del cristal antes de volver al salón con el resto de invitados. Pero ya no estaba allí.
Creí que había sido producto de mi imaginación. Que todo lo era. No recordaba qué hacia en aquella fiesta ni quién me había invitado, o ni tan siquiera como había llegado, ¿En taxi tal vez? Estaba mareado y confuso. La copa de champan que llevaba en la mano hacía rato que había perdido todo el gas, y ahora tan solo burbujeaba en el interior de mi cabeza. Pero a pesar de todo sabía lo que había pasado.

A la mañana siguiente todo parecía más irreal, pero la noticia en primera plana en el periódico no me permitió seguir ignorándolo por más tiempo. Un escalofrío me recorrió la espalda y me descubrí pensando en lo que no quería pensar. En aquella remota posibilidad, una simple gota en un mar de posibilidades infinitas. Aquella duda era lo que más me torturaba y como nunca encontraría una resolución clara a aquellas cuestiones. Pero era así, un par de palabras amables de un desconocido podrían haber cambiado las cosas.