Ya que por fin nos hemos quitado de encima el romanticismo baboso quienceañero de «Crepusculo» espera que todo volviera a la normalidad. Lo que viene a ser ver a monstruos desangrando, destripando y comiendo cerebros. Pero ahora me temo que esto no va a ser posible. Los vampiros que «brillan» han dejado una mancha indeleble que ni «Carpenter» o «Romero» pueden erradicar por completo.
He aquí la nueva perversión romántica del celuloide, «Warm Bodies» («Cuerpos calientes» aunque suene un poco a peli porno o a una de Steven Seagal), que narra las peripecias de un zombie enamorado de una humana. Si no fuera una comedia me cebaría más con ella, pero puede que sea hasta graciosa.
Seguro que os parecerá una idea original, pero volved a mirar. «Mi novia es un zombie» (Cementery Man) de 1994 con un jovencito Rupert Everett, Serie B total…