Platos rotos

«Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón.»
Jorge Luis Borges

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Platos rotos

Adela abrió con ímpetu las puertas del armario ropero y se lanzó a su interior. Apartó de un plumazo los abrigos que pendían en sus perchas y revolvió los jerséis que permanecían estrictamente doblados sobre sus estantes. ¿Dónde diablos lo había guardado? Desvió la mirada hacia arriba, hacia un alto estante lleno de cajas y otros objetos. Arrastró hasta allí una silla y la utilizó como escalera. Mientras apartaba objetos que no recordaba poseer, se maldijo por no recordar donde había guardado algo tan importante. Ante la desesperación arrojó un grupo de cajas al suelo. Un montón de fotografías que había en una de ellas, se vio desparramado por el suelo del dormitorio. Adela bajo de la escalera con un cuidadoso saltito, y se arrodilló junto a las fotografías. Cogió una con sumo cuidado de no dejar marca con sus dedos. Aparecían ella y Eli, su hermana, vestidas de noche y muy sonrientes. Era la noche del concierto. Recordaba aquella noche aunque hubieran pasado ya diez años, ¿cómo podría olvidarla? Pues aquella fue la noche en que todo comenzó a cambiar.

Recordaba el auditorio. Una cámara enorme que respiraba historia a través de cada moldura. Recordaba cómo estaba Eli de emocionada por tocar en un lugar como aquel, ante tantísima gente. Eli tocaba el violín, y Adela la envidiaba por poseer aquel extraordinario talento. Ella en cambio había sido toda su vida una negada para el arte, para cualquier forma de creación en realidad; pero, en su lugar, se había puesto la meta de conseguir que Eli llegara a lo más alto, que cumpliera sus sueños por las dos. Aunque últimamente se habían distanciado. Adela no la culpaba, pues ella también había estado algo ocupada, desbaratando un par o tres de relaciones propias sobretodo, pero quien las contaba. Eli, por su parte, se había casado el año anterior, por lo que ya sería bastante difícil para ella sacar adelante su vida familiar y su carrera, en aquellos momentos en auge.

Adela miró a la butaca vacía a su derecha. Adolfo, el marido de Eli, como tantas otras veces, no se había dignado en aparecer. Al principio de su relación, Adela, se había alegrado por su hermana. Era cierto que Adolfo causaba una buena primera impresión, era atractivo e inteligente, y parecía saber cómo agradar a la gente. Pero de un tiempo a esta parte había comenzado a cogerle cierta manía, en parte por robarle a su hermana, cosa que nunca confesaría a Eli. Las luces se apagaron y se alzó el telón. La orquesta filarmónica estaba en sus puestos, esperando las indicaciones del director, quien golpeó la batuta sobre el atril y la música rompió a sonar. Eli estaba de pie, era el primer violín, y los sonidos de su instrumento resaltaban por encima de los demás. Adela dejó de pensar, y se abrió a la música de Bach. Un sentimiento de tristeza la sobrecogió. Por un momento creyó ver en el rostro de su hermana que rompería a llorar, pero se recompuso. Adela lo achacó a la emoción de la sinfonía.

Cuando la música se silenció el público restalló en aplausos efusivos, alzándose en pie. La orquesta saludó al público y el telón volvió abajo. Adela, pidiendo permiso y dando disculpas por algún que otro pisotón involuntario, corrió hacia bastidores. Allí se lanzó a los brazos de Eli, apretándose bien fuerte.

– Enhorabuena.- Gritaba excitada Adela.- Ha sido estupendo. Has estado fantástica.

Mientras la estrechaba a Eli se le escapó una mueca de dolor y Adela la soltó. Su hermana se agarraba el brazo mientras se volvía dándole la espalda.

– ¿Qué ocurre? ¿Te he hecho daño?

– No, no. Tranquila.- Dijo Eli mientras se deslizaba hacia la puerta del camerino para cerrarla a la mirada de curiosos.- Me di un golpe el otro día. Ya sabes que soy un poco torpe.

Adela se mostraba preocupada, pero no quería resultar pesada, de modo que no insistió. Aunque en aquel momento no le dio mayor importancia al asunto, las cosas cambiaron desde entonces. Eli no volvió a tocar el violín, por lo que ella sabía, ni tan siquiera en privado. Una lágrima cayó sobre la fotografía que aún sostenía pero hacía rato ya no miraba. Se enjugó la cara y miró el reloj de su pulsera. Se le había hecho tarde. Comenzó a recoger con premura las fotos esparcidas y arrojándolas dentro de la caja. Descubrió así, bajo el montón, una bolsa de tela negra con una cremallera. Ahí estaba. Lanzó la última foto a la caja y con el pie las empujó al interior del armario. Recogió la bolsa y guardó en el bolso con cuidado. Cogió la chaqueta y el bolso y salió a toda prisa dando un portazo.

Cuando entró en la habitación el médico ya estaba allí. Adela cerró la puerta tras de si, y casi sin mirar al doctor se situó a los pies de la cama.

– Lo siento. No he podido llegar antes.

– No se preocupe.- Dijo el médico mientras pulsaba un botón en la pared.- Podemos empezar cuando usted quiera.

Una enfermera entró en la habitación y rodeó la cama, situándose junto a los aparatos electrónicos que, Adela, solo podían intuir para qué servían. Se fijo en un grande que contenía una especie de fuelle en su interior y que producía un ruido persistente de insuflaciones de aire. Era molesto, pero Adela no podía soportar la idea de que parara de una vez por todas.

– Adelante.- Dijo Adela. Rodeó la cama hasta la cabecera y acarició el rostro de su hermana con cariño. Lágrimas anegaron de nuevo sus ojos. Eli parecía dormida. Lo parecía desde hacía cinco años. No sabía como había sucedido exactamente. Lo único que sabía a ciencia cierta era que a su hermana le habían propinado tal paliza que casi no pudo reconocerla cuando llegó al hospital. En aquel instante todos los cabos se unieron. Todos aquellos detalles del pasado que había pasado por alto. ¿Cómo había podido estar tan ciega? Le cogió la mano.

El médico le hizo un gesto a la enfermera y ésta pulsó un botón. La máquina dejó de bombear aire casi al instante. Unos minutos más tarde, que a Adela le parecieron horas enteras, el doctor puso su estetoscopio sobre el pecho de Eli, miró su reloj y confirmó la hora del fallecimiento.

– Le acompaño en el sentimiento.- Dijo el doctor con tono suave que Adela no alcanzó a oír.- Le dejáremos un momento  solas. Luego hablaremos del papeleo. El médico y la enfermera abandonaron la habitación.

Adela se quedó sola, siendo consciente por primera vez de que se encontraba sola. Eli ya no estaba. En realidad Eli había muerto cinco años atrás, cuando los médicos dijeron que no existían muchas posibilidades de que llegara a despertar. Pero al mantener su cuerpo con vida, había mantenido la esperanza. Una esperanza que hoy había arrancado de raíz. Era el momento de que descansara por fin. Aquel era un día señalado. Quizás Eli, aunque se hubiera recuperado del coma, no hubiera superado aquel día. Era mejor de aquella forma. Simplificaba en cierto modo las cosas.

Adela se inclinó y besó a su hermana en la frente, susurrando un adiós que escapó de sus labios como una exhalación. Cogió el bolso enérgicamente y salió de la habitación sin mirar atrás. Mientras avanzaba por el pasillo tratando de contener la necesidad de derrumbarse y gritar, oyó como la enfermera la llamaba. No miró atrás. Salió del hospital y subió a su coche. Luego se alejó de allí. Tenía cosas que hacer.

Despertó sobresaltada. Se había quedado dormida en el asiento del conductor. Le dolían las cervicales por la mala postura. ¿Cuánto tiempo había transcurrido? Miró el reloj en el salpicadero. Suspiro de alivio al comprobar que aún quedaba algo de tiempo. Tanteó el bolso que reposaba en el asiento del copiloto, como si tratara de asegurarse de que seguía allí donde ella misma lo había dejado. Todo iba según lo previsto. Bajó la ventanilla y observó el edificio que se alzaba al otro lado de la calle. Una pared alta de ladrillos y un enorme portón metálico. De pronto chirriaron los goznes y la puerta se abrió. Salió de allí un hombre vestido con unos vaqueros y una camisa blanca de rayas azules. El hombre se detuvo en medio de la acera, mirando hacia ambos lados y no decidiéndose en qué dirección tomar. Adela se apresuró a coger el bolso y sacó la bolsita negra. Corrió la cremallera con delicadeza y extrajo el contenido. El revólver lanzó un destello al contacto con la luz del sol. Abrió la recamara e introdujo dos balas. Con el arma en la mano se asomó por la ventanilla. Encañonó al hombre mientras lo miraba con odio. Adolfo echó a andar calle abajo, pronto se pondría a tiro. Al acercarse más, Adela, lo contempló debidamente. Se veía mucho más viejo, parecía desnutrido y pálido. Las canas se habían apoderado de su pelo antes oscuro como el azabache. Era una visión lamentable. Un saco de huesos y pellejo. Pero esto no amedrantó la determinación de Adela, lo que lo hizo lo que descubrió en sus ojos. Vio a una persona rota, asustada e indefensa. Adela guardó el arma y subió la ventanilla justo al tiempo que él pasaba de largo. Lo observó a través del retrovisor, alejándose sin rumbo fijo.

Adela tomó aliento. Miró sus ojos en el retrovisor interior como le devolvían la mirada. No sentía que Adolfo hubiera pagado. ¿Por qué le había dejado ir? No había sido una decisión fácil. Pero creyó que no le hubiera aliviado el dolor que sentía en aquellos momentos. No, era mejor esperar. No quería matar a una sombra. No podía arrebatarle algo a alguien que no tenía nada. Cuando llegara el momento, ella ya estaría allí, esperando. Es lo que mejor se le daba en el mundo, esperar.

Jaegers, la última línea de defensa

Unos monstruos alienigenas de dimensiones grotescas, conocidos como Kaiju, atacan la bahía de San Francisco. El arsenal militar de Estados Unidos no es suficiente para detenerlos, tan solo existe una cosa que puede hacerles frente, los Jaegers.

Se trata del nuevo proyecto de Guillermo del Toro (Hellboy, El Laberinto del Fauno), «Pacific Rim», un film de Mechas que llegará allen de los mares allá por Julio de 2013, y que ya comienzan a surgir sus primeros archivos de su promoción viral, tales como algunos de los planos de los robots a un clip sobre el ataque al Golden Gate en forma de Noticiario.

‘Pacific Rim’ estará protagonizada por Rinko Kikuchi, Charlie Hunnam, Idris Elba, Ron Perlman y Charlie Day.

Prendiendo la chispa

Primeras imágenes del rodaje de «Los Juegos del Hambre: En llamas», dónde podemos ver a Jenniffer Lawrence (Katniss Everdenn), Josh Hutcherson (Peeta Mellark) y a Sam Claflin (Finnick Odair) en la nueva arena, donde por lo que parece habrá mucha agua.

Junto a los actores anteriormente nombrados podremos encontrar a Donald SutherlandLenny KravitzWoody HarrelsonElizabeth Banks y a Liam Hemsworth, entre otros. Este vez bajo la dirección del director Francis Lawrence.

Pero aún tendremos que esperar un año para poder ver como «La chica en llamas» se enfrenta de nuevo al Capitolio.

Regreso a Ciudad Esmeralda

Sam Raimi (Spider-Man) dirige «Oz: The Great and Powerful«, precuela de la clásica «El Mago de Oz», dónde James Franco seguirá el camino de baldosas amarillas hasta convertirse en el hombre tras la cortina. Por lo que podemos observar en el trailer, como ya sucedía en la película de 1939, el mundo real, es decir fuera de Oz, la fotografía es en blanco y negro. Detalle que aprecio mucho.

House of Cards

El director David Fincher (La Red Social) debuta en la pequeña pantalla con la adaptación de una serie británica de los 90, «House of Cards», así misma adaptada de la novela homonima de Michael Dobbs. Protagonizada por Kevin Spacey (American Beauty) que da vida a un político ambicioso y despiadado que desea desvincularse de la política local para seguir avanzando en su carrera y dar el salto a la política nacional en Washington. Y para ello es capaz de hacer lo que sea.

Estreno en USA, 1 de Febrero de 2012

El Réquiem de Elisa

Esto si que es un hallazgo arqueológico. Relato antiguo donde los haya. No me juzguéis duramente…

El réquiem de Elisa

La noche era fría. La humedad calaba hasta el interior mismo de los huesos. Pero pensé que quizás la destemplanza que sentía se debía más a algo emocional que climático. No tenía perdón de Dios por lo que acababa de hacer. Pero no me importaba demasiado la opinión de éste, pues hacia tiempo que ya no me escuchaba, o yo no le prestaba atención, no lo sé. Puede que las dos cosas. El lastre que arrinconaba a mi conciencia era suficiente para doblegar mi alma, con o sin intervención divina. Acababa de matar a mi mejor amigo. Eso sí, fue en defensa propia. Y no lo digo por justificarme, pues este hecho no me hace sentir mejor, pues fue culpa mía que él arremetiera contra mi persona cual bestia sedienta de sangre. Creo que comienzo a divagar. Debería comenzar por el principio.

Rodrigo y yo éramos amigos desde niños. Cuando mis padres me llevaron el primer día a la escuela, allí estaba él, sonriente y vivaracho. De hecho no recuerdo  haberlo visto nunca enfadado o con una mueca de disgusto. Nunca, claro, hasta el día en que lo maté. Bueno el caso es que nos hicimos amigos en seguida. El lo convertía todo en un juego, en algo divertido. En muchos líos me metí por su culpa, pero no me arrepiento, pues fueron las experiencias mas enriquecedoras de los días de mi juventud.

Así seguimos Rodrigo y yo hasta la Universidad, de fiesta en fiesta y de barra en barra, pero siempre manteniéndonos unidos. Si uno suspendía un examen el otro también, y viceversa. Nos propusimos que nada nos separase. Pero no podíamos ver más allá del día presente y no podíamos prever que alguien se interpusiese entre nosotros. Elisa. Ambos habíamos salido con chicas antes, y aunque esté mal decirlo, incluso habíamos compartido alguna, pero ninguna se podía comparar a Elisa. Nunca olvidaré el día en que ella apareció de repente en nuestras vidas. Una mañana soleada de septiembre en la primera clase del semestre, aún saboreando los últimos retazos de las vacaciones que pronto se verían como algo lejano, ella entró en el aula. Rodrigo y yo nos miramos y después la contemplamos de arriba abajo con ojos sediciosos. Era escultural. Un metro setenta y dos de curvas inacabables. Su media melena castaña clara se agitaba con sus movimientos y su flequillo le caía graciosamente sobre los ojos. Aquellos ojos, verdes como el mar antes de una tormenta. Pero lo mejor eran sus labios. Aquellos labios que se curvaban tan a menudo en una mueca de felicidad, fueron los que me convencieron que tenía que ser mía. Y quizás de una forma diferente a las anteriores, podría ser que fuera la definitiva.

Ella se paró frente a la primera fila buscando entre la multitud un sitio libre. Entonces Rodrigo se levantó, aprovechando mi ensimismamiento, y haciéndole un gesto con la mano señaló un sitio libre a su derecha. La verdad es que Rodrigo siempre había sido de carácter más abierto, y sabía entenderse con la gente. Esto me da que pensar, pues jamás lo vi con otro amigo que no fuese yo o que no fuera conocido de ambos. Puede que no necesitara más amigos después de todo y por eso no los buscaba. La verdad es que estos pensamientos me hacen sentirme peor en estos momentos, pero no se puede cambiar lo que está hecho. Mi padre siempre decía: Cuando hagas algo mal, no desperdicies el tiempo lamentándolo, simplemente saca el partido que puedas. Puede que fuese lo único bueno que mi padre me dijo, pues era un jugador y un alcohólico irremediable. Así entró Elisa en nuestro círculo. Llegó con su cálida sonrisa y se sentó junto a Rodrigo. Ahora veo aquel momento como algo premonitorio, pues habiendo un asiento libre a mi diestra escogió el de Rodrigo. Escogió a Rodrigo. Pero no me rendiría. Yo no soy de los que se dan por vencidos, eso me pondría a la altura de mi padre y nada mas lejos de lo que desearía.

Salimos muchas veces los tres juntos, y lo cierto era que nos lo pasábamos bien. A pesar de ello, sentía que no era suficiente. Cada vez que se me acercaba, cada vez que bailábamos, cada vez que me miraba sentía unas incontrolables ganas de poseerla allí mismo, hacerla mía.

Aquella fatídica noche fría, Rodrigo se presentó ante mi puerta lanzando juramentos y maldiciones. La madera de la puerta temblaba y crepitaba ante sus golpes. No podía dejarle entrar porque sabía que me mataría. Y la verdad es que tenía razones para odiarme. Tras unos incesantes minutos de gritos, pareció calmarse. El tono de su voz disminuyó, pero seguía escupiendo el mismo veneno. Decidí tratar de arreglar las cosas y abrí. Intenté explicarle que no valía la pena discutir, que una mujer no podía interponerse entre dos buenos amigos como nosotros, pero no sirvió de nada. Metió la mano en su chaqueta. Yo no entendía qué buscaba en ella y no podía creerlo cuando vi aquel artilugio metálico que relucía con la ténue luz de mi apartamento. ¿De donde había sacado Rodrigo un arma? Seguramente la compró sólo para quitarme de en medio. Instintivamente reaccioné. Salté sobre él y forcejeamos hasta que un trueno nos sumió en un silencio mortecino. El arma se había disparado y Rodrigo había muerto. Sentí alegría por seguir con vida, pero al ver la cara desencajada de mi amigo de la infancia, que yacía inerte sobre mi moqueta, me sentí mal.

Nunca pensé en los sentimientos de mi mejor amigo, pero estaba cegado por los míos propios. Quería a Elisa más que a nada. La amaba. ¿La amaba? Ya no estoy tan seguro. Cuando el rosa del amor se torna rojo sangre, no se trata de otra cosa que obsesión. No estaba enamorado de ella. Solo quería lo que no podía tener. Y debería haber pensado en esto antes de arruinar tres vidas estúpidamente. La mía, la de Rodrigo y la de Elisa. Porque he dicho lo que le hice a Rodrigo, pero no lo que le hice a ella. Me odio más si cabe por este fatal hecho que por lo del pobre Rodrigo que en paz descanse.

Tormenta de Espadas

Aunque todavía no se han desvelado imágenes de la tercera temporada de «Juego de Tronos», basada en el tercer libro de la exitosa saga George R. R. Martin «Tormenta de Espadas», HBO nos adelanta este Teaser apuntando ya hacia una fecha concreta para su estreno en USA, 31 de Marzo de 2013. Según anuncian la temporada constará de 10 episodios como las anteriores.

Para los que tengan el inglés un poco oxidado aquí os dejo la traducción de lo que dice la voz en Off:

«La gran guerra es entre la muerte y la vida, el hielo y el fuego. Si perdemos, la noche nunca terminará»

Zombies al estilo Nintendo

Con el inminente lanzamiento de la nueva consola de Nintendo, «Wii U», podemos encontrarnos con el juego  «Zombi U» de la compañía Ubisoft. Lo realmente interesante del tema es la integración del nuevo mando de Wii U en el sistema de juego, lo que le da una dosis de realismo y emoción muy interesantes.

Curiosidad

«En la mayoría de los casos la ignorancia es algo superable. No sabemos porque no queremos saber.»
Aldous Huxley

CURIOSIDAD

Aquella era una noche horrible. Era detestable. Vamos, como cualquier otra noche. Maddie paseaba por uno de los barrios más elegantes de la ciudad, una de esas urbanizaciones para ricos. A simple vista no parece que eso sea algo por lo que estar de mal humor, pero es que Maddie no vivía allí. Ni tan siquiera estaba de visita. Simplemente había ido por negocios. Era prostituta. Y aquella noche había recibido la llamada de un cliente nuevo, un ricachón al que alguno de sus amigotes la había recomendado. No es que fuese un mal trabajo, se había tirado a tipos más asquerosos y en sitios bastante menos agradables, pero aquel tío era un cerdo. Después de follar la había echado sin siquiera darle tiempo a vestirse, y en la puerta de su casa le había tirado el fajo de billetes a la cara. Una cosa era que fuera una puta y otra  que la trataran como tal. Por eso estaba de mal humor.

Aquella noche, para acabar de rematar, parecía como si las temperaturas hubiesen descendido de golpe y, claro estaba, ella no vestía precisamente como un esquimal. De modo que aceleró el paso. Mientras miraba en ambas direcciones de la calle para tratar de encontrar un taxi, comenzó a recordar cómo empezó ella en aquel negocio. No lo había elegido voluntariamente, claro. Comenzó como algo para poder pagarse los estudios, pero luego dejó la universidad y siguió en el mundo de la prostitución. Figúrate, en algún momento había querido ser abogada. Se rió en silencio. Se vio en un tribunal jodiendo a los culpables. Ahora no solo jodía a los culpables, sino también a los inocentes y a todo aquel que pagara lo que valía.

De una de las mansiones por las que pasaba, salió una mujer que le llamó la atención. Vestía de forma elegante, como si fuese a la opera, con sombrero incluido. Y sobre sus hombros una piel de animal muerto que parecía calentar bastante más que su chaqueta vaquera que le llegaba por encima del ombligo. Era una mujer joven, calculó que aproximadamente de su edad. En realidad tenían bastante parecido, claramente disimulado por aquella máscara de maquillaje fino. Movida por la curiosidad, decidió seguirla. Pensaba que en algún momento cogería un taxi, pero no lo hizo. Siguió caminando. De pronto se encontró en un barrio que Maddie conocía muy bien, el Boulevard. Un sitio lleno de gentuza, entre la que ella se contaba como uno de sus miembros más acérrimos.

La “ricachona”, para sorpresa de Maddie, no se conformó con ir sola de noche por uno de los barrios más peligrosos, no solos de la ciudad, sino del sur de California, además tuvo que adentrarse en un callejón inmundamente oscuro. Maddie, por supuesto, la siguió, ignorando aquel dicho popular: La curiosidad mató al gato. Ella tampoco era un gato después de todo, en todo caso una zorra.

Asomó la cara tras la esquina, y vio que la mujer se paraba frente a un mendigo de ropas harapientas. El indigente la observaba con mirada desconcertada, muy agarrado a su botella y bajo una manta de periódicos tan o más sucios que él mismo. La curiosidad se hacía cada vez más grande en Maddie, como un globo que no tardaría en estallar. Y estalló. Se quedó atónita ante lo que sus ojos presenciaron. La tipa del abrigo de pieles había sacado un cuchillo y acababa de degollar al mendigo. Los periódicos se mancharon con su sangre y la botella rodó por el suelo hasta el otro extremo del callejón. Maddie se tapó la boca para no gritar. Logró contenerse, aunque no era su especialidad; Estaba demasiado acostumbrada a gritar en la cama, siempre fingiendo claro.

Pero la asesina del collar de perlas no se contentó con eso. Se agachó cuidadosamente, para no mancharse, junto al muerto, le abrió la estropeada camisa que antaño fue blanca con un tirón y le practicó una incisión en la cavidad pectoral. Era horrible, pues en pocos segundos, en la mano enguantada de la mujer latía uno de los órganos del difunto. Su corazón. Maddie contuvo una arcada. La mujer, sacó de su bolso un recipiente de plástico y guardó el órgano extirpado en él, y a su vez, éste de nuevo en el bolso. Tiró el cuchillo y los guantes  y se dirigió de nuevo a la calle principal, hacia Maddie.

Maddie se colocó frente al mostrador de una tienda simulando no haber visto nada, pero notó como la mirada de la mujer se clavaba en su nuca al pasar junto a ella. ¿Era desdén? Una asesina que la miraba con aire de superioridad. Habría sido gracioso en otras circunstancias.

La curiosidad seguía flotando dentro de ella mientras observaba a la mujer marcharse por dónde había venido, pero decidió dejarlo estar. Porque Maddie, podría ser una puta y una cotilla, pero no estúpida, pero sobretodo porque no quería llegar a tener que cambiar ningún otro refrán popular. Se quedaba con el de: Más vale corazón en mano que cien mendigos.

2012 según Mr. Zurdo

Os traigo aquí una agrupación de ilustraciones creadas por Alberto Zurdo ( también conocido como Bato), que giran en torno a las situaciones vividas en este País a lo largo de este año.

En primer lugar la primera Huelga General del 2012. ¿Quién iba a pensar que habría que repetirla?

En segundo puesto una representación de la nueva redistribución de la riqueza promulgada por nuestro Gobierno. Austeridad sí, pero solo para unos pocos. Cada vez los pobres mas pobres y los ricos más bo-ricos.

En tercera posición el desliz (más físico que froidiano) de nuestro monarca. Nunca olvidaremos esas palabras tan elocuentes: «Lo siento mucho. No volverá a ocurrir».

Y llegamos a la segunda Huelga General, con tanta repercusión como la primera a nivel político.

 

No me quiero imaginar lo que tendrá que dibujar Alberto en el 2013. ¿Una de Zombies tal vez?

Oliver Atom en Sabadell

Yoichi Takahashi creador de la mítica serie de animación «Capitán Tsubasa», conocida por estos lares como «Campeones» o simplemente como «Oliver y Benji», ha sido contratado por el Club de Fútbol Sabadell, gracias a su amistad con uno de los miembros del grupo inversor japonés que se hizo con el 51% de las acciones el verano pasado, para pintar dos murales en la Nova Creu Alta, uno de 4×2,40 metros con sus 15 personajes favoritos (Oliver, Benji, Tom Baker, James y Jason Derrick, Bruce Harper, Bob Denver, Ted Carter, Paul Diamond, Mark Lenders, Ed Warner, Julian Ross, Danny Mellow. Johnny Mason y Philip Callaghan), y otro, de 2×2,40, con un nuevo personaje con los colores arlequinados.

A todo aquel que haya crecido en los ochenta, como yo, seguro que les traerá recuerdos.

«Miedo»

«El miedo es un sufrimiento que produce la espera de un mal.»
Aristóteles

Miedo

No estaba dormida. Se encontraba estirada en la cama, inmóvil, mirando como sus pies sobresalían al otro extremo de la cama de debajo de las sabanas.  Extendió el brazo hacia el otro lado de colchón. Estaba frío. Vacío. Junto a su cabeza, en la mesita, el despertador dejó escapar un tímido “bip-bip” como si temiera molestar. Volvió su mirada hacia la pantalla y vio aquellos números rojos en el marcador digital: 7:00. No quería levantarse, pero tampoco estaba cansada. Sentía en el estómago una extraña sensación de desasosiego, como si mariposas revolotearan en su interior de forma inquieta. Respiró profundamente y se incorporó. Se quedó sentada al borde del colchón, mirando sus pies reposar sobre el parquet. Separó y juntó los dedos varias veces, después los cubrió con las zapatillas de color crema y se levantó.

Bañó su cara abundantemente con agua y se quedó de pie frente al lavabo, observando, pero sin mirar, el rostro que se reflejaba en el  espejo. No estaba segura de quien era. Dejó que las gotas resbalaran tranquilamente por su piel, era una sensación agradable, pero pronto se desvaneció a través de sus poros. No tenía que ir a trabajar, pero lo hubiera preferido. No era de esas personas que necesitaran la rutina, pero aquel repentino cambio en mitad de la semana, aunque anunciando no era bien recibido. Se preguntó si todos los cambios era siempre a peor. El suyo sí. Volvió la sensación de las mariposas, pero de forma más intensa. Corrió hacia el inodoro ante la sensación de nausea, pero no llegó a vomitar. Respiró profundamente hasta que la sensación se marchó. Todo el mundo solía hablar de ella como una mujer valiente, pero en aquellos momentos sentía que todos estaba tremendamente equivocados. Se miró la mano. Le temblaba. Ascendió con la vista hacia su muñeca, su brazo, su hombro, su seno. Desabrochó el sujetador desde su espalda y el pecho quedó al descubierto. Se situó frente al espejo y miró de nuevo a aquella persona. No la conocía. No conocía su cuerpo. Lo lamentaba. Se acarició el seno derecho, palpando con tres dedos la superficie. Allí estaba. Aquella intrusión en su cuerpo desconocido. Odiaba aquel pequeño bulto oculto bajo la piel tanto como le temía. Cáncer de mama. Así lo había llamado la doctora. No, posible cáncer de mama. No estaba todo perdido. Quizás no era nada. Un pequeño quiste, una acumulación de grasa. Puede que fuera benigno o se pudiera extirpar sin problemas. Por más que se lo repetía no se lo llegaba a creer. No había manera de tranquilizarse.

Se llevó las manos a la cabeza y agitó su pelo castaño de un lado a otro. Si hacía quimioterapia se le caería el pelo. Vuelve a crecer. Se lo recogió desde atrás formando un moño en su puño, para poder comprobar su aspecto con la melena corta. Si en aquel momento no se reconocía en el espejo, ¿cómo se sentiría al día siguiente? ¿Cómo se sentiría después de que le dieran la mala noticia? Dejó caer los cabellos que volvieron a su posición original. Se vistió sin prisa, aunque ansiaba de manera desmesurada que el tiempo pasara más rápidamente, pero no se dejó embargar por aquella sensación. Se decidió a convertirse en aquella persona de la que hablaban los demás. Aquella persona idealizada, irreal, que tal vez no existía de forma natural pero de la que ahora iba a tomar sus mejores cualidades. El miedo no se fue a pesar de ello. Pero quizás la valentía no estaba en no tener miedo, sino en seguir adelante a pesar de él.

Blood & Chrome

Tras ser cancelada «Caprica«, serie basada en «Battlestar Galactica» a modo de precuela, eran muchos los rumores de que se estaba preparando otro spin off ambientado en los primeros años del alzamiento de los Cylon contra las 12 colonias. Tras el proyecto dar muchas vueltas, empezando por ser una webserie, para ser luego ascendida a serie de televisión y posteriormente cancelada (a si sin más), Battlestat Galactica: Bloof &  Chrome verá por fin la luz.

La cadena Syfy decidió emitir el episodio piloto de la misma a modo de Tv-Movie en 2013 (Previo a su lanzamiento en DVD), pero si no podemos esperar se podrá ver en forma de webisodios a través del canal de Youtube de Machinima a partir del viernes 9 de noviembre.

Bates Motel

Bates Motel es el título de una de las nuevas apuestas de ficción de la cadena A&E para la próxima temporada y si bien ha comenzado ahora a preparar su rodaje, ya ha tenido tiempo de lanzar su primer poster.

Por lo visto A&E está más que ilusionada de poder contar con esta serie que además producen Carlton Cuse (Lost) y Kerry Ehrin (Friday Night Lights) cuyos nombres destacan en el poster lanzado, junto al de la actriz Vera Farmiga (Up all night) y que será una de las protagonistas.

Por mi parte sin saber que esperar de esta producción hasta ver más. Aunque me gusta el aspecto del cartel.

Opening de Los Soprano

Antiguo video dónde adapto (libremente) el Opening de la conocida serie de mafiosos «Los Soprano». El Montaje se realizó a partir de las tomas de día descartadas para el videoclip que hice de «The Look of de Desert». Filmado a caballo (es sólo una expresión, está claro que voy en coche) ente Sabadell y Terrassa. Este es el resultado.

Y el Original para que podáis comparar:

Monumento local de Sabadell, La Torre del Agua.

 

Emigrante

Otro micro relato. A veces no hace falta utilizar muchas palabras para hacer llegar un sentimiento a los demás.
«Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único.»
Agatha Christie.


El tren se mecía suavemente mientras producía un rítmico y anestésico sonido, pero no tenía ningún efecto sobre él. Observaba, con la vista fija mas allá de su ventanilla, un paisaje que huía de su mirada, dejándose contemplar fugazmente, como si supiera que se trataba de una despedida. Sintió pena en lo más profundo de su alma, pues junto a aquellas tierras que cada vez quedaban más atrás, dejaba una parte de sí mismo, toda una vida, y el hecho de comenzar una nueva, al menos en aquellos momentos, no lograba consolarle en absoluto.

Los motivos de su marcha eran claros, la supervivencia de él y de su familia. Se consolaban unos a otros con una promesa incierta de una vida mejor,  triste esperanza del que nada tiene.

El paisaje se volvió de pronto anodino, abstracto ante sus ojos. Su tierra había quedado atrás, más lejana a cada momento, salvo el pequeño trocito que albergaba en su memoria y en su corazón. Se acercaba hacia su destino, hacia el lugar que tenía que llamar falsamente, de ahora en adelante, hogar.

Calaveras a todo Color

Seguimos con las Calaveras al estilo del Día de los Muertos Mejicano, esta vez con colores, como manda la tradición. Los colores y modelos son solo una muestra de las combinaciones que se pueden hacer.

Clint se deja dirigir

Vuelve Clint Eastwood, esta vez tan solo frente a la cámara (También como productor) en la película Golpe de efecto dirigida por Robert Lorenz. La historia gira en torno a un cazatalentos del mundo del Beisbol  y que tendrá como co-protagonistas a Justin TimberlakeAmy Adams.

Estreno 23 de Noviembre

Página oficial de la película: http://wwws.warnerbros.es/troublewiththecurve/home.php

S.H.I.E.L.D.

Los seguidores de Marvel conocerán sin duda la agencia S.H.I.E.L.D (o ESCUDO en algunas traducciones), cuyas siglas significan “Strategic Homeland Intervention, Enforcement and Logistics Division”. Se trata de una agencia de Defensa que opera en secreto bajo la Dirección de Nick Fury, la cual pudimos ver en la adaptación cinematográfica  de Los Vengadores llevada a cabo por Joss Whedon.

Pues el propio Whedon está preparando una serie de televisión sobre la susodicha agencia. La serie, que por el momento es sólo un anuncio, pertenece al acuerdo que Whedon firmó con Marvel hasta 2015 y que le permite el poder realizar proyectos cinematográficos y televisivos sobre los personajes de la compañía. El primer proyecto fue Los Vengadores y el segundo será esta nueva serie, además de la nueva película que ya se prepara.

De modo que aún tenemos que esperar a que todo ello cobre forma.