Emigrante

Otro micro relato. A veces no hace falta utilizar muchas palabras para hacer llegar un sentimiento a los demás.
«Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único.»
Agatha Christie.


El tren se mecía suavemente mientras producía un rítmico y anestésico sonido, pero no tenía ningún efecto sobre él. Observaba, con la vista fija mas allá de su ventanilla, un paisaje que huía de su mirada, dejándose contemplar fugazmente, como si supiera que se trataba de una despedida. Sintió pena en lo más profundo de su alma, pues junto a aquellas tierras que cada vez quedaban más atrás, dejaba una parte de sí mismo, toda una vida, y el hecho de comenzar una nueva, al menos en aquellos momentos, no lograba consolarle en absoluto.

Los motivos de su marcha eran claros, la supervivencia de él y de su familia. Se consolaban unos a otros con una promesa incierta de una vida mejor,  triste esperanza del que nada tiene.

El paisaje se volvió de pronto anodino, abstracto ante sus ojos. Su tierra había quedado atrás, más lejana a cada momento, salvo el pequeño trocito que albergaba en su memoria y en su corazón. Se acercaba hacia su destino, hacia el lugar que tenía que llamar falsamente, de ahora en adelante, hogar.